Para la segunda fase del proyecto de restauración y mastering del archivo de Pro Arte Musical, escogimos la grabación en vivo del recital del tenor puertorriqueño Antonio Barasorda, que había tenido lugar el 10 de octubre de 1995 en la Sala de Festivales Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes en Santurce. Contó en esa ocasión con una espléndida colaboración del coach vocal y director asistente de la New York City Opera y el Met, el maestro John Beeson al piano. En aquel momento, a Barasorda ya se le reconocía por una carrera internacional sólida, que incluía presentaciones exitosas en los más importantes teatros de ópera del mundo.

Para la conservación y recreación de este singular momento histórico-musical utilizamos dos procedimientos en el estudio del ingeniero de sonido Néstor Salomón en Toa Baja, entre julio y septiembre de 2014. Primero se restauró a formato digital la grabación original, eliminando los sonidos extraños que alteraban el ambiente del concierto en vivo. Luego entramos al proceso de masterización. Estábamos entonces y estamos ahora ante una producción de muchos significados: era la primera grabación como solista que se descubre del tenor y recoge el arte vocal e histriónico de Antonio Barasorda en uno de sus mejores momentos. En la grabación en vivo -una serie de fotografías sonoras de instantes irrepetibles-, se rescatan los gestos musicales de la coordinación entre ambos intérpretes y los momentos mágicos que ocurrieron en aquel escenario. El aplauso es el tercer protagonista de la producción.

Se había grabado con dos micrófonos aéreos que colgaban del teatro. En el proceso de mastering, Salomón realza la presencia de ciertas frecuencias que amplían la percepción. Este esfuerzo por conservar la esencia fonográfica de ese momento implicaba subir el volumen de algunas partes que en la grabación original habían quedado bajas, brindándole mayor presencia a las texturas, un mejor equilibrio dinámico y la optimización de la imagen sonora. Al tener dos micrófonos bien ubicados en el escenario, teníamos una captura del espacio sonoro con mucha apertura estereofónica -agradable al oído-, que se conservó. También se incluyeron los comentarios con que el maestro Barasorda interactuaba con su público. Grabado en una época donde había sonidos distintos -con 19 años de diferencia entre la restauración y el concierto-, se respetó el sonido original, buscando llevarlo al máximo confort sonoro, para lograr una mejor experiencia de escucha.

Estos procedimientos reforzaron la estrategia de conservación, llevando la presencia del material sonoro al mayor volumen posible, sin perjudicar la dinámica natural del performance. Se cuidaron las modulaciones propias de la voz del tenor y del piano, realzando las texturas de una voz privilegiada y su excelso pianista colaborador. Ha sido para nosotros un trabajo enriquecedor, tanto por el nivel interpretativo de sus ejecutantes, como por la importancia del repertorio. Ha valido la pena rescatar y conservar este preciado documento sonoro de la aportación cultural de Pro Arte Musical a la sociedad puertorriqueña.

© 2020 Luis Enrique Juliá – Director musical de la restauración